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Este es el Blog del Grupo Juvenil, Caminando con Jesús que pertenece a la Parroquia Jesucristo Redentor en Bogotá. Semanalmente se publicará una entrada de parte de alguno de los miembros del grupo acerca de temas diversos.

domingo, 19 de diciembre de 2010

La meta del camino

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Fue algo ocurrido hace ya muchos años. Por lo menos seis años. Me encontraba yo ante el computador como de costumbre, mi hermano estaba en el estudio conmigo y cerca de nos estaban todos los CDs y DVDs que Juanjo nos había traído en ese último viaje. Mi hermano tomó uno de los DVDs de caja alargada y luego de verlo un momento, alzó la mano para tomar otro que había arriba en la biblioteca, uno deP6220224 los que Juanjo había traído en el viaje anterior.

-Oiga, esos gallegos son como creativos- dijo.
-¿Por qué?- Le pregunté
-vea: “El camino hacia la meta” y “La meta del camino”-

Cuando Juanjo se sentó en la sala a hablar con mi abuelito, llegamos a hacerle el mismo comentario.
P6200089-Eso es intencional, has de saber que repetir las palabras es una técnica de mercadeo y la arquidiócesis ha tomado eso para tratar de meterle en la cabeza a la gente “Meta”, “Meta”,“Meta”, porque se quieren olvidar que el Camino tiene una meta- nos respondió. (Recuerdo bien el sentido de la respuesta y he tratado de escribirla lo más fielmente posible, pero no será raro que me haya desviado de su estilo particular de hablar)

El Camino de Santiago es una ruta milenaria que atraviesa el norte de España buscando la catedral de Santiago de Compostela, la tumba de Santiago hijo de P6220230Zebedeo, apóstol misionero de Cristo. En las épocas más oscuras de Europa los peregrinos que se volcaron desde todas partes para defender con bordón y sombrero la identidad cristiana de España labraron el camino con el azadón de sus sandalias. Entra en España desde Roncesvalles en la frontera con Francia, aunque sus pasos vienen incluso desde Moscú.

A través de la historia el camino ha tenido sus altos y sus bajos, estos últimos generalmente provocadosP6210146 por la guerra, pero hoy en día es partícipe de una oleada sin precedentes (Lo sé de buena fuente, Jenaro, el hermano de Juanjo, dirige la oficina que recibe a los peregrinos). Al parecer esa juventud europea que tantas decepciones mostró a quienes se le acercaron, es uno de los más asiduos visitantes del camino. Parecería que Jesucristo encomendó a Santiago la labor de revivir la fe que después de un siglo de catástrofes en España, amenazaba con apagarse.

P6190032Juanjo llegaba cada vez con un nueva cifra y una expresión de asombro. Resultaba extraño, sin embargo, que alguien cuyo amor por la tumba del apóstol y su legado eran reconocibles por cualquiera que le acababa de conocer, sintiera sospechas hacia la explosión tan súbita de peregrinajes. Cuando me fui adentrando, llevado por Juanjo, a veces a una velocidad mayor que la que mi P6210157entendimiento soportaba, en el enorme peso simbólico y espiritual que reside tras la peregrinación comencé a comprender que algo no andaba bien, sobre todo cuando después oí hablar de gente que hacia el camino una y otra vez, gente que pasaba de largo frente a la catedral y seguía hacia finisterre, y vi una propaganda de la Xunta promoviendo el camino sin la más mínima mención al apóstol, y diciendo: “Al final lo único que quieres es volver”. (Si habrá políticos cuyo oficio no pareciera ser otro que el de hacerle zancadillas al Cristo que pasa con la cruz a cuestas)

Bien, pues unos años después era yo el que estaba allí con la maleta al hombro y los pies sobre la tierra mojada, ese fue un verano frío, delP6220240 camino. Juanjo nos llevó hasta Sarria y de allí recorreríamos los últimos cien kilómetros del camino, lo mínimo que ha de recorrer una persona a pie o a caballo para poder recibir la Compostela. Fueron cinco días de camino largo y pesado, mis piernas no querían moverse y debía reunir las marginales fuerzas que me quedaban para forzarlas a avanzar. A lo largo del camino pocas cosas impresionan tanto como el cambio de paisaje. A pesar de que no salimos del relieve suave y P6190067ondulado del centro de Galicia, se podía percibir cómo se acercaba Santiago a cada paso que dábamos. Al principio el camino atravesaba bosques profundos de robles y nogales, y pasaba junto a lugares pequeños, compuestos por una parroquia, tres casas,  y un cruceiro, todas hechas en piedra de un gris parduzco y techos negros de lajas redondeadas de pizarra; es un sumergirse en la Galicia apacible que pareciera nunca cambiar. Pero al avanzar por el camino, las casas más modernas, el camino suavizado con asfalto y el cambio en los bosques, (ni hablar de la N-547 y el paso junto al aeropuerto) hacía sentir que la ciudad se acercaba y el camino llegaba a su fin.

P6220259En esas andaba en el cuarto día cuando se me ocurrió pensar si la muerte también llega con esa sensación de cercanía que la anuncia sin decir palabra. Rápidamente deseché esa idea, la norma es que la muerte llegue sin anunciarse cuando uno está menos preparado para recibirla, pero en el fondo la analogía que había hecho entre el camino y la vida me quedó en la mente y la mantuve ahí sin lograr sacarle nada. No lograba darle estructura intelectual al cuadro de sensaciones que tenía, simplemente algo en el camino se hacía parecer a una “pequeña vida”.

Hoy quisiera traer a colación esa analogía, hecha más por mi alma que por mi mente, a través de las palabras de Juanjo, que a pesar de responder simplemente a una chanza nuestra, llegaron colmadas de contenido existencial. El Camino tiene una meta que no ha de perderse P6220263jamás de vista, pues es la meta lo que separa al peregrino del vago. Esa meta es Cristo Jesús quien a través del apóstol Santiago llegó a esas colinas gallegas para quedarse, y desde allí derramar la salvación hacia toda Iberoamérica. Es a Cristo a quien buscan los pasos del peregrino, es a Cristo a quien apunta la historia de toda Europa vertida sobre aquella delgada y sinuosa línea de tierra, aquella vía de salvación. Y si nuestra vida realmente es un camino, podemos divagar acerca de la ruta o el tiempo, pero hemos de estar seguros acerca de la meta que buscamos. ¿Quién queremos  que nos reciba en la ciudad en que demos nuestro último paso y cerremos los ojos paraP6230311 siempre? ¿Cuál es nuestro faro y nuestra estrella polar? Cristo en la Jerusalén celestial nos espera con los brazos abiertos y la corona de la santidad en su mano, todo lo que hemos de hacer es decidirnos por él y ponernos en camino.

Por eso he querido hacer pasar por mi boca esas palabras que siento me llegasen desde la catedral celestial en que Juanjo ahora labora: Joven, ¿Cuál es la meta de tu camino?

Jesús Herrera

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