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Este es el Blog del Grupo Juvenil, Caminando con Jesús que pertenece a la Parroquia Jesucristo Redentor en Bogotá. Semanalmente se publicará una entrada de parte de alguno de los miembros del grupo acerca de temas diversos.

domingo, 16 de enero de 2011

Adelante, Sal de la crisis cuando quieras, por P. Mario Ortega

Adelante, sal de la crisis cuando quieras

Las soluciones que los expertos en economía dan para salir de la crisis, nos pueden servir también para afrontar esas crisis más profundas del ser humano y de la sociedad

Pienso como el Papa – gracias a Dios, pues es garantía de sensatez avalada por la multisecular experiencia de una Iglesia Madre y Maestra – el cual ha afirmado en repetidas ocasiones que la crisis económica mundial no es sino la punta del iceberg de otras crisis mucho más grandes y profundas: crisis de haber perdido el sentido trascendente de la vida, crisis moral de haber perdido el sentido del pecado, crisis de identidad de haber perdido el sentido de la dignidad humana y de la familia, crisis de formación y de educación en la verdadera libertad, que es la de poder elegir siempre el bien... ¡Uf! Pues, menudo panorama. El estado del enfermo es crítico, nunca mejor dicho.

Sin embargo, las soluciones que los expertos en economía dan para salir de la que hemos señalado como punta del iceberg, nos pueden servir también para afrontar esas crisis más profundas. Todos estamos con los buenos propósitos de año nuevo ¿no? Pues vamos a intentar salir de la crisis. Estas medidas que te propongo dependen exclusivamente de ti. No vale echarle las culpas ni a los grandes bancos, ni a los especuladores, ni a ZP. Así que, cuando quieras:

1) Los expertos aconsejan, ante todo, una reducción del gasto. ¿En qué gastas el tiempo, que es tu mayor tesoro?, ¿en tantas cosas que se acaban? ¿En qué empleas tus energías?, ¿en servir al prójimo o de forma egoísta? Creo que todo ha de empezar por una drástica reducción del gasto (en cosas inútiles o nocivas, en proyectos demasiado egoístas o ilusos) de tiempo y de las energías (talentos) que Dios nos da. Y emplearlos conforme a los puntos siguientes de este elenco.

2) Incentivar la creación de empleo, fundamental. El permanecer ociosos (sin hacer nada) es la raíz de todas las crisis. ¡Con las cosas buenas que hay que hacer en este mundo! Acude a las mejores oficinas de empleo: tu parroquia o movimiento. Ya verás como enseguida consigues un empleo fantástico. Pluriempleo, diría yo. Ha salido ahora una oferta única: la de apuntarte como voluntario en la JMJ.

3) Igualmente resulta necesario un control del déficit. Tenemos demasiadas deudas que pagar. Y estamos – reconozcámoslo – en bancarrota. Hay un banco – mejor dicho – un reclinatorio, con rejilla delante, para más señas, en el que puedes saldar todas tus deudas. ¿Cómo vas a salir de tu crisis de fe o de falta de voluntad si no vas a confesarte? En este banco no te ponen intereses, sino una ligera penitencia para "controlar el déficit” de ahí en adelante.

4) Recortar el gasto de las comunidades autónomas. Muchas comunidades autónomas tenemos dentro de nosotros mismos. Nos falta integrarlas armónicamente. Están nuestras pasiones desordenadas, que nos llevan tantas veces hacia donde no queremos; nuestra imaginación, que como decía Santa Teresa, es la “loca de la casa”; están nuestros escrúpulos y nuestros miedos... Cada parcela dentro de nosotros mismos nos reclama y no cesa de pedir. Son insaciables. Hay que ordenar todo este “galimatías” interior. Para ello, nada mejor que un sereno discernimiento y la ayuda de un buen director espiritual.

5) Reforma del sistema de pensiones, para que queden garantizadas. Todo el mundo ha de pensar en su futuro. Pero eso ya lo decían también los clásicos de la mejor espiritualidad católica: “Piensa en las postrimerías y no pecarás”. La mejor previsión del futuro supone el más provechoso presente. Asegura tu pensión, amigo, que te vas haciendo viejo...

6) ¿Privatización de algunos sectores? Bueno, depende. Nos gusta exteriorizar todo y eso, por sistema, no es bueno. En todas las oficinas o lugares públicos hay una parte con un cartel que pone: “privado”. Es muy bueno tener esa parcela reservada para Dios y para la intimidad de la familia, para la oración,  para recibir los sacramentos. Tenemos que cultivar nuestra intimidad, nuestro silencio interior, librarnos de tanto ruido exterior que nos afecta, y mucho, porque nos deja expuestos y sin defensas.

7) No suban los impuestos, por favor, pues eso va en perjuicio del consumo. Consumimos y consumimos sin pensar en los impuestos que gravan y agravan nuestro bolsillo. Estamos en un mundo muy competitivo. Queremos ser los mejores y sobresalir en todo. Y eso no puede ser. Luego tenemos que pagar unos impuestos tremendos: la que quiere ser la más guapa, cuidándose siempre y poniendo toda clase de caras ante los espejos. El que quiere ser el más “fashion”, idolatrando el estar a la última... Nos pasamos la vida pagando impuestos, costos innecesarios que la sociedad en que vivimos nos impone (impuestos = impone). Sé más libre, más pobre... más alegre, sabiendo consumir bien.

8) Invertir en I + D, la mejor inversión y la más olvidada. Es algo cuyos resultados quizás no se vean inmediatamente, pero son el mejor cimiento para un sujeto mejor. I + D significa “interioridad y devoción”, unidos por la cruz. Es decir, espiritualidad de y desde la cruz. La oración diaria, el encuentro en el interior de ti mismo con Dios, es la mejor inversión. ¿He dicho con efectos a la larga? No. Corrijo. Efectos inmediatos, aunque no los notes.

9) Cambios en política energética. Apuesta por la energía nuclear... eucarística. ¡Claro! El núcleo de la vida cristiana es la Eucaristía. Menuda energía nuclear. Ya no hacen falta molinillos que mueve el viento (el problema de la crisis es que somos muy “veletas”, por cierto). ¿Y a la vez es energía renovable? Vamos que si lo es, te deja nuevo completamente. Sus efectos, además, no son tanto radioactivos como irradiadores. Las centrales nucleares eucarísticas tienen irremediablemente fugas de este “Material”, con efectos extremadamente beneficiosos para la salud espiritual de toda la población.

10) Revisión constante de los convenios colectivos. ¡Ay, los colectivos! En cristiano: el prójimo y nuestra vida en sociedad. El principal convenio colectivo es el de la familia. Con ése asegurado, ya lo tenemos prácticamente todo. Las siglas C. C. se refieren sobre todo a la base de todo Convenio Colectivo en nuestra vida de bautizados: la Caridad Cristiana. Revisa constantemente este convenio colectivo, con la ayuda de unos controladores aéreos muy especiales y que no se ponen el huelga nunca: los ángeles y los santos.

P. Mario Ortega

Tomado de:
http://www.intereconomia.com/blog/barca-pedro/adelante-sal-crisis-cuando-quieras

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